La verdad, a veces los entendidos en literatura se vuelven un poco… ¿cómo lo diría?… «exquisitos» sería una buena palabra, aunque no la única. Lo que quiero decir es que tienden a ser demasiado cuadriculados, a querer encorsetar obras y estilos literarios sin ninguna razón lógica; y eso hace que a veces el público que, no está tan puesto como ellos en estas cuestiones técnicas, se confunda un poco o simplemente se aburra, y se vaya a otra cosa, mariposa. Así que ojo, expertos literarios, vuestras opiniones y tecnicismos pueden hacer que se pierdan un montón de potenciales lectores, ahí queda eso.
¿Por qué digo esto? Bueno, porque, en lo que se refiere a la literatura fantástica, como ya he comentado antes, habría que analizar lo que significa eso de «fantástica». Se da por entendido que se refiere a mundos, seres o situaciones que no son reales; pero, en realidad, casi se podría aplicar a cualquier obra de ficción escrita. O al menos, esa es mi opinión, que cada día tengo más arraigada. Por ejemplo, en este género, ¿no podría entrar también la literatura erótica?
Para los que no son aficionados a ese tipo de lectura, y puedan entender mi razonamiento, haré una analogía en plan visual, y les hablaré del cine porno (ya sean películas o videos xxx online). Espero que todos aquellos que sí que son fanáticos de este género artístico (son muchos, no lo neguemos, ni tampoco neguemos que es un tipo de arte, aunque a veces se devalúe bastante, jeje) se hayan percatado de que en esas escenas hot hay mucho de fantasía, y que no todo corresponde a la realidad de lo que sucede en las relaciones sexuales de cada día. Precisamente, la pornografía juega con nuestra fantasía como pocas otras cosas, haciendo que nuestra mente asimile no sólo lo que nos entra por la visión, sino evocando y relacionando otros estímulos con ello, hasta llegar a provocarnos excitación; pero también está claro que está llena de estereotipos que, aunque en su gran mayoría siguen funcionando, no se corresponden con la realidad de cualquiera de nosotros, creándonos mitos o ilusiones que alteran nuestra líbido, pero no nuestro día a día (una auténtica pena, jeje).
De cualquier forma, ya hay muchos artistas del género pornográfico que critican la forma en que el cine xxx sigue tratándonos en pleno siglo XXI, argumentando que necesita una regeneración que se ajuste a los nuevos tiempo; entre ellos Erika Lust, una directora afincada en Barcelona que tiene muy claro que su cine porno no tratará a la mujer como el simple objeto de deseo y satisfacción del hombre, sino que esto debe ser mutuo y en ambas direcciones. Seguro que con el tiempo habrá algún tipo de cambio en este sentido o en otros muchos, todo será si el público en realidad quiere que lo haga.
Y bien, ¿se podría aplicar todo esto a la literatura erótica también? Así mismo, en ella se juega con muchos estereotipos, incluso más que en las películas, porque aquí sí que es la mente la que trabaja para evocar lo que dicen las palabras; además, existe mucha más subjetividad, porque cada persona que las lee es un mundo, y le pueden resultar muy diferentes de cualquier otro lector. Y por supuesto, se narran situaciones que muy pocas veces se corresponden con la realidad, así que desde luego todo depende de la imaginación del autor y del que lee la obra, y en pocas ocasiones se corresponden con vivencias propias. Se podría analizar esto profundamente, pero, como veis, hasta este punto puede servir para corroborar mi opinión: es inútil querer encorsetar los géneros literarios, ¿o no?